El nuevo informe de auditoría externa – Cuestiones clave de la auditoría (CCA)

En entradas anteriores presentamos los lineamientos generales del nuevo informe de auditoría externa de acuerdo con las NIAs

En entradas anteriores presentamos los lineamientos generales del nuevo informe de auditoría externa de acuerdo con las NIAs revisadas y analizamos el régimen de comunicación entre el auditor externo y el directorio. En esta oportunidad nos referiremos al cambio más importante que han introducido las nuevas normas: la inclusión en el informe del auditor de las CCA (NIA701). Este es un tema trascendente y, sin embargo, poco estudiado y desarrollado en nuestro país.

El primer dato para entender el concepto es que esta innovación surgió por requerimiento de los usuarios de estados financieros e informes de auditoría. No se trata de una iniciativa de los propios auditores. El IAASB tiene por política mantener una activa interacción con los usuarios profesionales de estados financieros, actores relevantes de los mercados de valores globales: fondos de inversión, organizaciones de reguladores internaciones, Banco Mundial, bancos regionales de todo el mundo, FMI, inversores institucionales, fondos soberanos, etc.

En el marco de esta política el IAASB llevó a cabo un meticuloso trabajo de recopilación y análisis de las expectativas de los usuarios de los EEFF en materia de informe de auditoría (https://www.iaasb.org/projects/auditor-reporting). Esas expectativas revelaron que, si bien los usuarios valoraban la opinión tradicional del auditor, estaban requiriendo algo más. No pretendían un trabajo extra, sino simplemente que se les proveyera información adicional importante (según el juicio profesional del auditor) respecto de las características específicas de la labor realizada y de las circunstancias particulares del balance. En otras palabras, que el auditor enriqueciera el informe, que “agregase valor” para los stakeholders. Esta inquietud fue receptada a través de la NIA 701.

Como es sabido el auditor ya estaba obligado por la NIA 260 a comunicar al directorio las siguientes cuestiones:

  • Cuáles son sus responsabilidades y las de los propios directores, en relación con la auditoría de los estados financieros;
  • Un panorama general sobre el alcance planeado de la auditoria y su cronograma, lo cual incluye informar al directorio sobre los riesgos significativos identificados a priori;
  • La visión del auditor sobre aspectos cualitativos significativos de las prácticas contables de la empresa, incluyendo las políticas contables, las estimaciones contables y las políticas de exposición de los estados financieros;
  • Las dificultades significativas, si las hubo, encontradas durante la auditoría;
  • Todos los asuntos significativos surgidos durante la auditoría que fueron discutidos con la gerencia, verbalmente o por escrito;
  • Las representaciones o confirmaciones escritas que el auditor requerirá del directorio;
  • Las circunstancias, si las hubiere, que llevarán al auditor a incorporar observaciones en su informe, así como una explicación de este;
  • Otros asuntos significativos, surgidos de la auditoría, que, a juicio del auditor, fuesen relevantes para el directorio en su tarea de supervision del proceso de reporting;
  • Las deficiencias significativas de control interno identificadas durante la auditoria (NIA 265).

Ahora, la nueva norma le exige que seleccione entre dichas cuestiones la o las de mayor significatividad en la auditoría. La CCA (puede ser una, varias o inclusive ninguna) debe ser una de las informadas al directorio. Serán determinadas por el auditor en base a su criterio profesional. La significatividad está dada por la importancia relativa de cada tema, considerando el contexto particular, basado en razones cualitativas o cuantitativas y según su interpretación del interés de los usuarios a quienes está dirigido el informe. ¿Cómo definirlas? A continuación, una lista de factores que pueden ayudar:

  • Temas que implicaron una comunicación más frecuente, más compleja o controversial con el directorio.
  • Temas que demandaron una mayor dedicación del socio responsable del equipo de auditoría, tanto en la fase de la planificación inicial como a lo largo del trabajo. O áreas en las que las decisiones de auditoria debieron tomarse aplicando una mayor dosis de criterio profesional frente a opciones de difícil elección.
  • Temas que demandaron la participación de especialistas ajenos al equipo de auditoría, tanto de la propia firma como externos.
  • Temas que absorbieron una mayor atención por parte de los revisores internos del trabajo de auditoría
  • Temas que demandaron mayor interacción del auditor con la gerencia de la empresa a lo largo del trabajo, tanto para la caracterización de la cuestión como para la corrección de desvíos que se hubieran ido detectando.
  • Áreas del balance en las que la gerencia, a falta de evidencia objetiva por la naturaleza especifica de la partida, debió aplicar una mayor dosis de subjetividad y juicio experto. O en las que la empresa por diferentes razones utiliza políticas contables no habituales en la industria.
  • La trascendencia cuantitativa y cualitativa del tema, pensada desde el punto de vista del impacto previsible en los usuarios habituales y toda información que a juicio del auditor amplíe y mejore el entendimiento global del balance por parte de tales usuarios.
  • Temas que estuvieran conectados con áreas de la compañía en las que se hubieran detectado deficiencias de control interno informadas al directorio.

En síntesis, una nueva norma que bien aplicada por el auditor e inteligentemente interpretada por los usuarios, puede contribuir a un mayor aprovechamiento de la información de los balances.

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